Cuando llevamos ya casi 3 semanas de confinamiento en casa, me doy cuenta de cuántas cosas han cambiado en mi día a día y en mis costumbres. No todas para bien, evidentemente, pero tampoco todas para mal.

Y algunas, estoy segura, vienen para quedarse; aunque sea como pequeños posos mentales que abrirán nuevas puertas y nuevas experiencias. Os cuento algunas de ellas.

Cosas que han cambiado y está bien:

  1. Perder el miedo a las videollamadas: es verdad que como freelance era algo habitual en mi vida laboral, pero no tanto así en mi vida privada. Ahora no nos lo pensamos tanto, hay un código no escrito en el que «dar la cara» al comunicarte con tus seres queridos deja de ser una intromisión.
  2. Potenciar la creatividad: esto tiene especial calado al estar compartiendo este confinamiento con dos niños de 3 años. Buscarse cada día las vueltas para intentar suplir ese paseo por el parque o ese compartir con los amigos me ha despertado una creatividad a niveles insospechados.
  3. Tiempo para pensar. Y al pensar, planteárselo todo: tu vida profesional, tus aptitudes y actitudes, tus conocimientos, a qué dedicas el tiempo, qué es urgente y qué importante…
  4. Más conversación: antes el cansancio reducía las conversaciones en casa casi al plano puramente pragmático. Ya sabéis, eso de «pásame la sal» o «mañana hay que llevar al médico al niño, ¿quién va?». Ahora hurgas en la pequeñas novedades del día: ¿con quién has hablado hoy? ¿qué habéis pintado con los rotuladores? ¿qué traes del supermercado?
  5. Marie Kondo en vena. Y vale que una ya era bastante inquisitiva con esto del orden, pero ahora el minimalismo ha llegado hasta a la compra. Ahora sí, menos es más.
  6. Lo hago para mí. Este confinamiento es una gran vara de medir el amor propio. Te sorprendes pintándote las uñas o poniéndote los pendientes y te das cuenta de que lo haces sólo para ti.
  7. Convivir con la incertidumbre. Para los autónomos (o mercenarios como nos llamaba un amigo) la incertidumbre es algo con lo que aprendes a convivir pronto pero evidentemente en esta situación se multiplica y sale del ámbito laboral. Aún así siento que lo vivimos bien, que esta pausa no nos alimenta el miedo al «después de».
  8. No hacer planes a medio plazo. Obligarme a hacer planes pequeños: a qué jugar con los críos mañana, qué hacer de comida, qué película ver, a quién llamar hoy… De hoy para mañana surgen videoconferencias, conciertos online, planes pequeños que se convierten en pequeños bocados de calma.
  9. Plantearte quién decide lo que ves, escuchas, consumes… Me sorprendió mucho descubrir en una charla con dos de mis amigas (bastante distintas todas) que todas habíamos visto prácticamente las mismas películas en el tiempo que llevábamos confinadas. Te hace pensar hasta qué punto decides lo que consumes y qué te estás perdiendo.
  10. Tiempo para mí y respetarlo. Esa vida slowly, incluso para los que nos volvemos locos con los críos y el trabajo en casa, se ha hecho un poco realidad. Buscas pequeños huecos para ti y los defiendes a capa y espada.

 

Y tras ser consciente de esos cambios, me pregunto si formarán parte de la vida de todos o muchos. Y, siendo así, qué cambios traerán tras la pandemia.

Imaginamos los más obvios, como perder el miedo al trabajo en remoto y valorar más la vida personal y el contacto con los demás. Pero me pregunto también si muchos nos plantearemos cambiar de trabajo o sector, si abandonaremos los tacones, los trajes y el maquillaje para ir a trabajar, si dejaremos de llamar por teléfono para pasar a hacer sólo videollamadas, si la tercera edad empezará a sustituir la tele por la wifi, si los viajes serán más cortos y más cerca al menos durante los próximos años, si pagaremos por conciertos online, si acabaremos tan hartos de las redes que volveremos a los libros y a la prensa escrita, si los medios de comunicación volverán a tener más de ese poder que perdieron cuando la información valía viniese del canal que viniese…

Y si esto impactará en menos vuelos internacionales, más plataformas de reuniones online, recuperar los antiguos chats para ligar y hablar con gente nueva, aumento de los suscriptores de pago para los medios de comunicación, empresas deslocalizadas (ahora de verdad), bajada de las tarifas de Internet con la máxima capacidad (ahora de verdad) y auge del comercio de chandals y pijamas…

Y a ti, ¿en qué te ha cambiado la vida?

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